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  • Márcio Forti

La faz oculta de Claudia Sheinbaum, una globalista infiltrada en la presidencia de México

Márcio Forti

La profecía de The Economist, “prediciendo” el ascenso de Claudia Sheinbaum, en la edición de noviembre de 2023. Nótese que aparece del lado de los globalistas Zelensky y Biden. Como hemos observado a lo largo de los últimos meses, muchos se pusieron contentos con la nueva presidenta de México solo por ser mujer, ignorando por completo su plan de gobierno y sus propios orígenes con un histórico familiar muy oscuro. La verdad es que, muy pocos conocen su trayectoria profesional, familiar y la red operativa que hay por detrás de este personaje siniestro llamado Claudia Sheinbaum Pardo. Proveniente de la Fundación Rockefeller y con vínculos con el Partido Demócrata estadounidense, siendo uno de los aliados geoestratégicos de George Soros en nuestro país, Sheinbaum consiste en una mezcla entre Hillary Clinton y Emmanuel Macron, es decir, una figura globalista con estrechos vínculos con órganos apátridas, como el Banco Mundial y el FMI.

Proviene también, además de lo ya mencionado con las mafias de las inmobiliarias en la capital federal. Pertenece a la facción entreguista de Morena, al lado de figuras espurias, como Pedro Salmerón, Taibo y Bartlett, entre otros. Entre las propuestas de Claudia Sheinbaum está recortar el gasto para reducir la deuda pública, facilitar la inversión extranjera privada y la transición energética de la economía nacional (lo que contribuirá a la desindustrialización).

Empezando por los orígenes de la presidenta, ella es jázara étnica, de una familia con antiguos vínculos con el sionismo. Su madre, Annie Pardo Cemo, una jázara mezclada con sefardíes, oriunda de Bulgaria, tenía cuentas bancarias en paraísos fiscales, vinculadas a entidades asociadas al sionsita, Bank Of America, con el fin de ocultar fortunas.

Varios miembros de su familia (todos jázaros) eran accionistas de estas entidades en una trama intermediada por otras instituciones pertenecientes al Bank Of America, como Merril Linch. Todo, coincidentemente, vinculado al sionismo. Sheinbaum también habla de cómo su familia jázara huyó de Bulgaria en la época del periodo entreguerras. ¿Pero por qué huyeron? ¿Por qué fueron perseguidos? Porque su adinerada familia, propietaria de varios negocios en el país, corroboró el Tratado de Neuilly-sur-Seine de 1919 (considerado la segunda catástrofe nacional búlgara), firmado por los jázaros de la Conferencia de Paz de París, que establecía que, gran parte de las tierras búlgaras (Macedonia del Norte, por ejemplo), serían amputadas, así como, sus recursos, que pasarían a manos de las elites jázaras del país. Y Bulgaria, siendo aliada de las fuerzas derrotadas en la Gran Guerra (1914–18), castigada también por la Conferencia de Paz de París con el Tratado de Versalles (que evitó la reunificación de Austria a su patria de origen), creó la Ley de Protección de la Nación, que confiscó los bienes del país entregados a los jázaros, restringiéndolos de cargos públicos y devolviendo las empresas al Estado búlgaro. Por lo tanto, huyeron del país, pues habían perdido al famoso ‘almuerzo gratis”.

Esta es la “triste” historia de la adinerada familia de la actual presidente de México, que fue perseguida por nacionalistas búlgaros por haber explotado a Bulgaria, bajo los auspicios del sionismo internacional. En este entonces, bajo esta perspectiva, ante el escenario geopolítico contemporáneo, es necesario volver a abordar algo muy relevante que pocos tocan. Obervemos cómo la influencia jázara en Iberoamérica ya se ha expandido significativamente desde la intensificación del conflicto de la Entidad Sionista contra Palestina y sus aliados. Hay algún plan de estos seres para Iberoamérica. Todo está sucediendo muy rápido e interconectado. Milei en Argentina, la mafia de la dinastía Naboa en Ecuador y el clan Bolsonaro en Brasil también hacen parte de esta realidad política entreguista iberoamericana. La verdad es que, nuestra Mayúscula América, por así decirlo, carece desde hace mucho tiempo, de grandes cuadros políticos. Vivimos una lamentable orfandad de líderes nacionalistas soberanistas tradicionalistas.

Por la parte paterna, su padre, Carlos Sheinbaum Yoselevitz, era un asquenazí, mezclado con jázaro, oriundo de Lituania, el cual había emigrado a México en la década de 1920. Se dedicó al comercio de joyas y, así como, dicho de paso, el jázaro, Jorge Castañeda Gutman, fue militante del Partido Comunista Mexicano.

Respecto a las pautas verdes pseudocientíficas, ella es como una Mariana Silva de Brasil. Feminista, pro-LGBT y ha reprimido manifestaciones pro-palestinas, bajo el pretexto de “antisemitismo”. Es decir, acude a la típica retórica insostenible sionista. Muchos marxistas se están enamorando de este cuento, tal como se enamoraron de Boric y Petro, dos personajes también polémicos que, así como el expresidente uruguayo, Mújica, que tiene un enorme aprecio en sectores marxistas. Como vemos, Sheinbaum, siendo antagónica a una lógica nacionalista, es partidaria de todas las pautas postmodernas, que tanto asolan, causando un severo daño, a las sociedades.

Desafortunadamente, muchos piensan que ella continuará con las políticas sociales de Obrador. También es más liberal económica y socialmente. Ya prometió dar “libertad para hacer negocios” y abrir inversiones extranjeras, mientras Obrador, por su parte, aunque tenía considerables impulsos de tinte neoliberal, chocaba con este tipo de actitudes. México, por lo tanto, vive un escenario de mucha incertidumbre. Manejado por una bola de parásitos globalistas apátridas, camuflados de mexicanos comprometidos con el país, de la cual, Sheinbaum hace parte, el gigante de la Iberoamérica septentrional, por así decirlo, necesitará todavía más, su resiliencia civilizacional para salir adelante ante más una adversidad en su complicada trayectoria política contemporánea. Tras ser, severamente, golpeado, maltratado y dañado por el neoliberalismo, a lo largo de las últimas cuatro décadas, la nación que ya tuvo grandes líderes, como Iturbide, Miramón y Porfirio, necesita una mano de hierro para estabilizar y sanar el país, otorgando el combustible necesario para un clave impulso multipolarista, que le otorgue al país, soberanía, protagonismo geopolítico y estabilidad política para rescatar su debido lugar en el rol de las superpotencias históricas. Era el momento de Adán Augusto y no de Sheinbaum.

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